Cuando nuestros hijos son pequeños, no son capaces de ponerse en el “lugar de otro”, de imaginar cómo se siente el otro niño cuando le arrebato su pelota o su más preciado peluche…los niños pequeños centran su mundo en el “yo”. Sin embargo, esos niños van creciendo y o hacen compartiendo experiencias en casa, en el cole y sin duda en el parque.
Cuando llegan a la adolescencia es muy importante que hayan adquirido las habilidades necesarias para hacer amigos con éxito, ya que de no ser así se verán apartados de su entorno de iguales. Además de afectar a otros ámbitos como el académico, el familiar (donde pueden llegar a presentar reacciones de agresividad) o incluso producir un impacto posterior en la edad adulta.
En esta etapa, los amigos proporcionan apoyo, complicidad, comprensión y son el entorno ideal en el que entrenar conductas y reacciones, comienzan a descubrir la empatía, la lealtad y como no, el amor y todo ello hace que los lazos emocionales sean más fuertes entre los miembros del grupo que hasta incluso los percibidos hacia su familia más cercana.