En la vida de todo ser humano es preciso que a diario se resuelvan problemas o situaciones cotidianas, se adapte al medio que le rodea, se trace metas y estrategias y vaya en función de ellas, a eso le llamamos cumplir objetivos. ¿Sabías que todo ésto lo hacemos gracias a lo que se conoce como funciones ejecutivas?
Se pueden definir como aquellas actividades mentales complejas, necesarias para planificar; organizar; guiar; revisar; regular; y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas. Es decir, son el conjunto de capacidades cognitivas necesarias para controlar y autorregular la propia conducta. Este conjunto de funciones es de gran importancia, pues lo usamos a diario.
Por ejemplo, al preparar la comida para un número determinado de personas, tengo que planificar qué utensilios necesitaré para la realización de dicha receta. Así como, supervisar si tengo todos los ingredientes requeridos. En el caso contrario, ir a comprarlos o pensar otra alternativa para comer; secuenciar los pasos de la receta; estar atent@ al tiempo de cocción; etc.
Los niñ@s con buenas funciones ejecutivas tienen destrezas emocionales, sociales y morales más fuertes ya que les ayudan a desarrollar otras habilidades. Hay dos épocas fundamentales en las que se desarrollan rápidamente: la etapa preescolar y la adolescencia.
Hasta los 4-5 años estas funciones están subdesarrolladas ya que apreciamos como a l@s niñ@s les cuesta resistirse a tentaciones, concentrarse y controlar las emociones. Los niñ@s que crecen en entornos estresantes son más propensos a no desarrollar tanto destrezas de funciones ejecutivas. La interacción de los niñ@s con sus padres tienen un efecto importante en la manera en que desarrollen las funciones ejecutivas.
La mayoría de los niñ@s necesitan apoyo para desarrollar las destrezas de funciones ejecutivas. Los niñ@s con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, autismo y problemas de comportamiento luchan significativamente con tareas que comprenden funciones ejecutivas.
Existen actividades y rutinas que ayudan a desarrollar las funciones ejecutivas. También resulta fundamental las relaciones positivas y afectuosas con los hij@s, así como una disciplina moderada, fomentar la independencia y el orden coherente y organizado en casa.
En nuestra vida diaria precisamos de las funciones ejecutivas para desenvolvernos en nuestro entorno y alcanzar aquellos objetivos que nos proponemos. Son imprescindibles a la hora de planificar nuestro día al levantarnos: qué tenemos que hacer y en qué orden; cuánto tiempo nos supondrá hacer cada cosa; así como el ir de un sitio a otro; modificar nuestro plan por algún imprevisto surgido; etc.
No podemos negar la importancia de estas funciones. Así como el gran impacto que tienen los fallos que se pueden presentar. En cualquier trabajo que demande organización; planificación; toma de decisiones; o resolución de problemas, utilizaremos las funciones ejecutivas. Es decir, las utilizaremos tanto para reparar un coche como para realizar una operación quirúrgica.
Las funciones ejecutivas también tienen un papel decisivo en los estudios. Son las que nos permiten controlar la atención para estar concentrados durante una clase. O las que hacen posible que nos organicemos para estudiar un examen.
Del mismo modo, nos ayudan a tomar la decisión de si cruzar o no un paso de peatones; finalizar un adelantamiento si la situación no es adecuada, elegir la ropa en función del tiempo y la ocasión.
Sin embargo, mediante la práctica y el entrenamiento cognitivo, se puede mejorar la eficacia de nuestras funciones ejecutivas. Este re-entrenamiento o compensación nos ayudará a ser una persona más funcional.
En total son 11 funciones ejecutivas. A continuación te explicamos en qué consisten:
1.- Memoria de trabajo. Es la capacidad de almacenar datos en la memoria a corto plazo. Y en función de esa información cumplir con tareas cognitivas complejas como la lectura; desarrollar cálculos matemáticos; retener datos o seguir instrucciones.
2.- Planificación. Es la capacidad de desarrollar objetivos. Y en función de ellos trazar las estrategias que permitirán el alcance de estos. Tomando en cuenta el entorno y anticipando posibles resultados.
3.-Razonamiento. Es la facultad que permite analizar y buscarle soluciones a los diferentes problemas que se presenten. Sea cual sea el índole de éstos y buscar conexiones entre las situaciones.
4.- Flexibilidad. Esta función ejecutiva permite al ser humano adaptarse a los cambios. Ajustarse a algo no planeado. De esta manera se logra la adaptación en el entorno. Significa que al encontrar un obstáculo en el cumplimiento de tus objetivos o de tu meta; esto no significa que debas abandonar. Más bien la flexibilidad te permite comprender esto y trazar un nuevo plan.
5.- Inhibición de respuesta. Tiene que ver con la toma de decisiones con base en lo correcto o no. Esta función ejecutiva permite pensar antes de actuar. Cuando se hace todo lo contrario y se reacciona de forma automática muy probablemente no podamos retroceder. La inhibición de respuesta permite tomarse el tiempo de pensar qué se va a hacer de acuerdo a las circunstancias que nos rodean.
6.-Manejo del tiempo. Esta habilidad permite distribuir el tiempo con la intención de alcanzar las tareas; las metas; deseos u objetivos que nos hemos trazado. Tener integrado el sentido del tiempo permite que puedas cumplir con las tareas pautadas en lapsos específicos.
7.-Autorregulación. Nos lleva a controlar los estados de ánimo para alcanzar los objetivos y metas.
8.-Persistencia. Es eso que nos permite continuar allí, no abandonar e insistir hasta que cumplamos esa meta que hemos definido.
9.- Ejecución dual. Permite el desarrollo de dos actividades o tareas a la par. Aunque sean diferentes con la habilidad de prestar atención a ambas por igual.
10.-Branching (multitarea). Es la capacidad de realizar varias tareas al mismo tiempo e intercalándolas.
11.- Anticipación. Es la habilidad de anticiparse a los resultados de una acción que queramos o creemos que debemos realizar.
Existen actividades y rutinas que ayudan a desarrollar las funciones ejecutivas.
√ Entrenar una serie de habilidades cognitivas por separado: memoria de trabajo, inhibición de respuesta, planificación, organización (de la tarea y de los materiales), priorización, iniciación de tarea, persistencia dirigida a la meta, consecución de objetivos,, autoregulación, manejo del tiempo, flexibilidad, metacognición, etc.
√ Entrenarlas utilizando una serie de ejercicios diseñados para poner en marcha las habilidades y procesos implicados en las funciones ejecutivas.
Gracias a la neuroplasticidad de tu cerebro, estos estímulos exteriores en forma de ejercicios modularán los procesos subyacentes a las funciones ejecutivas.