Podemos enseñarle a soportar la frustración que supone que no consiga lo que quiere o que no le salgan las cosas como quiere.

El niño desde muy pequeño sabe lo que desea conseguir y como niño emocional que es, si no lo consigue a la primera se produce un bloqueo, la mayor parte de las veces que le hace quedarse sin recursos y por lo tanto… bloqueado en su frustración.

Los adultos, que ya hemos superado muchos obstáculos con nuestra experiencia podemos ofrecerle alternativas para sobrellevar la situación. Como siempre ha de ser un reto a conseguir… y hemos de esperar que el tiempo actúe en nuestro favor. Es decir, quizá el primer día no lo aprenda… pero si seguimos insistiendo… se conseguirá.

En mis años de experiencia, y con tres hijos propios lo primero que observo es que ningún niño es igual que otro. Pero, en cierto modo todos se parecen. Mi sugerencia es que primero observemos qué le produce frustración…

– No pintar bien

– se le cae su torre de construccion

– en el colegio le han llamado la atención con sus trabajos

– no quieren jugar a lo que el quiere…

Definamos, pues el origen de la frustración… asegurémosnos que está receptivo, que no está cansado, saturado del día a dia.. que a lo mejor es perfeccionista con lo cual se vuelve poco razonable o poco realista.

Tal vez no sabe pedir ayuda o tiene miedo a hacerlo.

Podemos jugar a representar su papel en un momento relajado y se retocará la parte de la frustración ofreciendole alternativas ante ese momento. Verbalicemos como nos sentimos cuando no nos sale y digámosle que nos pasa a todos.

Elogíemoslo cuando lo vaya poniendo en práctica.

Sobretodo, sea un modelo a seguir. Si los niños ven que los padres dan portazos, dicen tacos o pierden los estribos, tendrán buenas razones para hacer lo mismo!